Entre las mayores preocupaciones de corto plazo del mercado se ubica las presión inflacionaria, la cual podría verse potenciada en el marco de medidas de restricción de circulación que requieran ser acompañadas por paquetes de asistencia vía emisión monetaria, y la incertidumbre financiera producto de la necesidad de dólares para el pago de los servicios de deuda en el marco de las negociaciones con el FMI, que si bien parecen ir por el buen camino, no hay claridad respecto de la velocidad con la cual se transitará dicha dinámica.

Inversores conservadores

De esta manera, para perfiles que busquen cobertura o resguardo de valor, me inclinaría por FCI vinculados a activos ajustados por inflación (FCI CER) cuya naturaleza de diversificación proteja al inversor de impactos sobre activos puntuales (bonos soberanos ajustados por CER, con distintos períodos de repago).

¿Qué pasará con el dólar?

Por otro lado, en lo que respecta al dólar, si bien parece improbable que existan grandes sobresaltos en su cotización oficial al menos hasta la contienda electoral, no es posible afirmar lo mismo sobre su versión financiera (MEP y CCL) ya que allí operan otro tipo de situaciones y, considerando que su valor se encuentra a la fecha aproximadamente un 6% debajo de la cotización oficial (dólar solidario), la estabilidad de su valor pareciese ser frágil.

Inversiones en dólares

En este contexto, si bien resulta un muy buen punto de entrada para realizar dolarizaciones de cartera, podría ser oportuno obtener una vinculación indirecta a través de CEDEARs selectos como (Walmart, Caterpillar, General Electric, Coca Cola, Visa, entre otros), que busquen obtener una rentabilidad en dólares, dado que las perspectivas para el mercado norteamericano en general son en principio prometedoras para el resto del año, siempre y cuando se esté dispuesto a asumir cierto riesgo sobre el capital comprometido.

Inversiones arriesgados

Caso contrario, activos como las Stablecoins (DAI y USDT) o directamente el dólar MEP podrían ser una alternativa más que válida para sortear este período de incertidumbre generalizada a nivel global, siempre teniendo en consideración que incluso una moneda sólida como el dólar está expuesta a inflación o pérdida de poder de compra (aproximadamente un 2% anual), aunque a las claras está que dista fervientemente de la dinámica que ofrece nuestra moneda de curso legal.