Inflación versus dólar: el misterioso gráfico de dos bonos que anticipa qué pasará

De la arqueología del trayecto de los dos bonos, del trazado de su recorrido en las cotizaciones que surgieron en las últimas semanas, podemos saber inmediatamente qué nos depara el escenario, siempre teórico.

Educación Financiera Por: Aldana Reinoso 17 de febrero de 2022
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El mantra se repite. Las revelaciones más contundentes muchas veces eligen los caminos más elípticos.
Sólo así se entiende que un gráfico de dos bonos y su recorrido de las últimas semanas, puedan decirnos, en su propio idioma, bajo su propia naturaleza, si la expectativa del grueso de los inversores, los miles o cientos de miles que suelen ponerle un precio a una idea o pensamiento, prevén que la inflación le gane al dólar o que el dólar avance menos que la inflación durante los próximos meses.

El experimento de Delphos nos remite inmediatamente a la cotización y rendimiento de dos bonos. No se asuste. Uno de esos bonos ajusta su rentabilidad por el CER, un índice que toma como referencia la inflación que mide el Indec. Es decir que este bono pagará más al inversor si la inflación es mayor y pagará menos si la inflación resulta más baja.

Ahora bien. El precio del bono en el mercado nos dice cosas. Si sube de precio porque el bono es más demandado, entonces su rendimiento bajará porque habrá que adquirirlo más caro y por ende la rentabilidad prometida será menor. La inversa también aplica.

El otro bono, denominado dólar-linked, ata su rendimiento (su Tasa Interna de Retorno o TIR) a la evolución del tipo de cambio oficial. Tal como pasó en el primer caso, si los inversores ven que no es buena idea comprar un título que estará atado a una variable como la cotización del dólar oficial, entonces el precio del bono bajará y la rentabilidad potencial subirá, ya que el bono podrá ser comprado a un precio menor o más barato que en el momento uno.

Vamos a repetir dos veces el gráfico a lo largo de la nota. De la arqueología del trayecto de los dos bonos, del trazado de su recorrido en las cotizaciones que surgieron en las últimas semanas, podemos saber inmediatamente qué nos depara el escenario, siempre teórico, que pavimentan las expectativas de los inversores, muchas veces, una especia de profecía autocumplida. Es decir, analizamos las tasas implícitas de depreciación real y usamos la comparación de instrumentos atados al dólar y a la inflación.

¿Convendrá invertir los pesos en dólares, atarlos a un dólar linked, o en todo caso será más negocio permanecer cerca de alguna emisión o bono que pague la inflación medida por el Indec vía CER?

Primero hay que mirar el gráfico. Las dos referencias son sencillas. La curva naranja (en el gráfico de abajo) muestra el rendimiento o TIR en el eje izquierdo del bono TX23. El recorrido es de los últimos cinco meses. Como se dijo, tratamos de entender si los inversores descuentan que la depreciación del peso puede llegar a igualar o superar a la inflación.

El TX23 está sujeto a la tasa CER, que refleja la expectativa que hay sobre la inflación futura. En el gráfico ilustrado, vemos que la TIR del bono medida en el margen izquierdo, comenzó a descender pasadas las elecciones de noviembre del año pasado. Siguiendo el razonamiento, hubo mayor número de inversores que compraron este bono, el precio subió, bajó su rendimiento. Así, el mercado empezó a tener expectativas más altas sobre una posible aceleración en la inflación.

Ahora seguimos la curva azul. Se trata del segundo bono, es el TV23, (bono dólar-linked) que suele cotizar sobre la expectativa de una devaluación de la moneda local. En el gráfico expuesto, se observa que su rendimiento en el margen derecho del gráfico no sólo es menor al otro bono, sino que además a lo largo de los cinco últimos meses registra una caída menos significativa, aunque caída al fin. Es decir que, si bien el precio del bono ha subido, lo ha hecho en una menor proporción y desde una base de comparación más baja. El spread, la diferencia entre un bono y otro, comienza a bajar, ya que el mercado dejó de asignarle un grado de ocurrencia tan importante a una devaluación importante, mientras que comenzó a contemplar con mayor potencia a la inflación.

Según los analistas, si se compara lo que marca cada bono en sus respectivos ejes, lo que se debería ver es un ajuste, desde un "pricing" de 6% de depreciación real anual implícita a uno de 1%. Por ende, lo que piensan los inversores es que, si bien la devaluación sigue su curso, es probable que la inflación haya ganado fuerza y en términos comparativos, por el momento, termine siendo más “negocio” para el inversor. Más rápido la inflación que el dólar, por ahora, aunque el BCRA parece ir lentamente acelerando el ritmo de depreciación cambiaria.

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