Inflación y tasas de interés: ¿cómo planear tus inversiones?

En un contexto de alta inflación suele favorecer un posicionamiento en bonos que ajustan por inflación, oro, materias primas y monedas emergentes, así como activos energéticos.

Educación Financiera Por: Aldana Reinoso 18 de mayo de 2022
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El nuevo entorno se caracteriza, como es sabido, por registros de inflación elevada alrededor del mundo; también por tasas de interés en ascenso y por cadenas de suministro afectadas tras las restricciones de la pandemia y la guerra en Ucrania.

Tras más de tres décadas ininterrumpidas de baja inflación, el índice de precios al consumidor en EEUU registró un salto hacia niveles que no se veían desde 1980. Esto ha llevado a una nueva postura por parte de la Reserva Federal, que cree que los riesgos de inflación son mayores a los de un bajo crecimiento económico.
 

Este mes, la entidad aceleró su proceso de normalización monetaria y subió los tipos de interés en 50 puntos básicos, el incremento más significativo en veinte años. Esperamos que la tasa siga corrigiendo al alza, un proceso que no debería detenerse hasta que tanto se registre una desaceleración importante en la tasa de inflación.

En este entorno de tasas de interés en ascenso, crece el riesgo de una recesión económica en EEUU. Como mencionamos, el banco central de ese país privilegia contener las presiones inflacionarias por sobre el ciclo de recuperación económica.

En este sentido, el mercado empieza a incorporar un clima de mayor restricción monetaria, con especial impacto en activos de riesgo. En efecto, los activos de renta variable vienen sufriendo una retracción importante.

Retornos históricos por tipo de activo en antesala de una recesión económica en EEUU

Vale recalcar que el escenario de alta inflación dista del habitual a la hora de definir un portafolio. En episodios de estabilidad nominal, una posición en renta fija hubiera actuado normalmente de contrapeso o cobertura frente al riesgo de una caída de acciones. En este caso, no obstante, observamos que la correlación entre ambos tipos de activos se vuelve positiva en entornos de alta inflación.

Es decir que los bonos ya no protegen la cartera en escenarios de corrección de acciones. Esto ya se registró en el desempeño de la renta fija en este 2022, donde los bonos grado de inversión, del Tesoro y de alto rendimiento mostraron todos contracciones, en sintonía con los índices accionarios.

En un contexto de alta inflación suele favorecer un posicionamiento en bonos que ajustan por inflación, oro, materias primas y monedas emergentes, así como activos energéticos.

La inversión en la curva de rendimientos en EE.UU. puede ser interpretada como una señal del mercado de bonos que se avecina una recesión económica, hecho que sucedió brevemente durante el mes de abril y rápidamente se corrigió.

En este escenario donde la Reserva Federal ajusta la política monetaria, el interrogante del mercado es, si esto deriva en una recesión o un “aterrizaje suave” de la actividad económica. En la medida que la recesión sea un evento lejano, las acciones podrían entregar mejores retornos que la renta fija. En la medida que nos acercamos al evento de recesión, esta tendencia se revierte.

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