Los bonos argentinos ya rinden 11%, pero siguen lejos del desempeño de países comparables

Actualmente, la calificación crediticia argentina es de default. Ahora, con el canje cerrándose, se mejoraría la calificación crediticia. A tasa del 11,75%, los nuevos bonos operan con una tasa de casi el doble respecto de paises comparables.

Educación Financiera Por: Aldana Reinoso 03 de septiembre de 2020
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La Argentina resolvió el tema de la deuda y saldrá este viernes del default. Los bonos continúan acomodándose y operan con tasas de entre 10,75% y 11,5%, respecto del 12% de ayer. Aun así, implican valores de casi el doble que los que se observan en países comparables y están últimos en el ranking crediticio de países similares.

Si bien la reestructuración de la deuda le permite al país salir de zona de descenso, seguirá ocupando los últimos puestos en el ranking de calificaciones crediticias y de tasas de interés de sus bonos. Esta realidad puede resultar un riesgo, pero para muchos analistas representa también una oportunidad para que los bonos argentinos compriman hacia los comparables.

Con los nuevos bonos comenzando a operar, toda la atención se centra en los posibles rendimientos que puedan llegar a tener la deuda argentina y, por lo tanto, el potencial de suba de dichos títulos. Nicolás Max, head de asset management de Criteria, explicó que, al concretar las reestructuraciones con privados, los bonos argentinos salen de la “zona roja del descenso”, que podríamos entender como un equivalente al default.

“Las agencias calificadoras de crédito tenían a Argentina en default selectivo, por los incumplimientos en títulos puntuales. Ahora, con la deuda restructurada, se prevé que los nuevos bonos soberanos se acomodarán al fondo de un pelotón de países con deuda calificada como sin grado de inversión”, sostuvo.

Argentina, última en la tabla

En el mercado global, las calificadoras de crédito juegan un rol relevante al asignar notas a los distintos bonos que los inversores usan como referencia de calidad o riesgo de crédito. En la práctica, una mejor nota está asociada con una menor probabilidad de default. Los inversores se guían por estas calificaciones, es decir, los rendimientos de cada país reflejan esa percepción de riesgo por parte del mercado global.

En general las calificadoras de riesgo asignan notas a los distintos emisores de bonos tanto soberanos, corporativos, provinciales o municipales. Las calificaciones van desde el mejor grado crediticio (AAA o grado de inversión), grado especulativo (“junk” o bonos basura), hasta la peor calificación que es llegar a defaut (D o cesación de pagos). En el medio de cada categoría hay distintos grados de riesgo crediticio.

De esta manera, y en base al paralelismo que proponen los analistas de Criteria, estar en grado de inversión sería un equivalente a jugar en la Primera División del fútbol argentino, mientras que todo el resto de las categorías seria estar jugando en las categorías de “ascenso”. En este grupo se ubicará la Argentina. Lo hará, probablemente, con una nota “CCC”, uno de los registros que manifiestan mayor riesgo dentro de este grupo.

Según detallan los analistas de Criteria en su informe, con la deuda externa actual de Argentina a 2030 rindiendo 12% y con calificación crediticia de posible CCC (saliendo del SD que es default), el país ocupa los últimos puestos de ranking crediticio y de rendimientos, tanto a nivel global como regional. Incluso, si Argentina llegase a rendir 10%, también se mantendría en los últimos puestos.

En un ranking de 21 créditos de alto rendimiento y con vencimientos a 2030, Argentina rindiendo 12% y con CCC de calificación crediticia ocupa el último lugar. En el puesto 20 aparece Congo con calificación CCC+, rindiendo 11,9% y luego Sri Lanka con B- a 2030 rindiendo 10,3%. Si Argentina rindiese 10% pasaría del puesto 21 al 18. Mirando más hacia arriba dentro de la tabla encontramos a Mozambique (rinde 9,4% con calificación crediticia CCC+), Ghana (8,2%), El Salvador (8,1% y B- de calificación), Camerún (7,6% y B- de calificación crediticia).

En la tabla aparecen Costa Rica, Ucrania, Nigeria, Turquía, Kenia, Egipto Bolivia o Pakistán. En el top 3 de los rankings crediticios aparecen Senegal en el tercer puesto rindiendo 4,8% y con calificación B+, Brasil (rinde 3,6% a 2030 y es BB+) y Paraguay que rinde 2,9% a 2031, tiene una calificación crediticia de BB, y lidera el ranking.

A nivel regional, los créditos de Chile, Perú, Uruguay y Colombia se encuentran dentro del Grado de Inversión, mientras que Paraguay y Brasil pelean por un lugar en el “repechaje”. El resto de los países tiene todavía un diferencial de rendimientos significativo respecto a la deuda de mayor grado de calificación.

Argentina está en los últimos puestos junto a Ecuador y Venezuela. Ambos países están con problemas crediticios, aunque Ecuador acaba de reestructurar, al igual que Argentina y ya rinde 10%.

¿Una oportunidad?

Naturalmente, cuanto peor calificación crediticia y más rindan los bonos de un país, más riesgosos tienden a ser en cuanto a las probabilidades de ver algún evento crediticio de impago en la deuda de dicho país. Sin embargo, tras el canje de deuda, dicho riesgo se reduce contemplando el hecho de que el perfil de vencimientos ha quedado despejado por los próximos 4 años.

Si bien hay desafíos por delante desde el lado macroeconómico, analistas ven probable de que los bonos argentinos rindan en niveles más cercanos a sus comparables, lo cual generaría un rebote mayor en la renta fija local. En el segundo día de operaciones del canje, los bonos se acomodaron en tasas implicitas de entre 11,5% y 10,75%. A estos niveles de tasa, representan niveles de casi en el doble de lo observado en países comparables.

Nicolás Max señaló que la reestructuración de la deuda es una condición necesaria pero no suficiente para asegurar un crédito generoso en el mercado internacional, que todavía mira al país con desconfianza. “Hay un largo recorrido de corrección de desequilibrios y mejoras estructurales para construir reputación y confianza y así escalar posiciones dentro de la tabla crediticia. El objetivo último es acceder a un crédito internacional más barato que pueda permitir el desarrollo económico.

Creemos que hay una posibilidad de mejora en el margen para los bonos argentinos impulsado por la resolución del conflicto con los acreedores privados y el inicio de las negociaciones con el FMI. Sin embargo, el recorrido será largo y los desequilibrios que deje la pandemia demoran el proceso de convergencia fiscal prometido por el Gobierno al inicio de la gestión", explicó Max. Por su parte, Leonardo Chialva, director de Delphos Investment, espera que los bonos busquen operar con tasas cercanas al 11,5% en una primera etapa (en linea con lo que operan actualmente) para luego buscar niveles de tasas más bajas, con una curva normal y alinados a tasas de entre 8% y 9%, similares a paises comparables como Turquía o Ucrania.

“Es probable que durante la primera etapa de cotización de los nuevos bonos, estos operen con tasas en torno al 11,5% y 11%, coincidentes con lo que cotizan bonos soberanos bajo calificación CCC. Además se espera que la curva se posicione de forma plana, en línea con lo que sucede en las curvas de Ecuador, Angola o Sri Lanka, para luego sí intentar alcanzar tasas en torno al 8% o 9% como podemos observar en Turquía o Ucrania”, proyectó Chialva. Finalmente, Juan Pablo Vera, jefe de operaciones de Tavelli y Compañía, entiende que Argentina tiene la mesa servida a nivel de precios y rendimientos de los bonos de países en desarrollo.

“Pocas veces se observó un escenario internacional tan favorable. La Argentina no hace mucho tiempo supo limitar en el rango de créditos B. En ese espectro encontramos a países como Egipto, Ucrania y Bielorusia, con tasas promedio de 6,5%. Hoy suena a utopía, pero ahí es donde operan hoy países similares al nuestro, al menos en un pasado reciente. Si observamos lo que ocurre en la región, las diferencias son aún mayores”, explicó.

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