Una medida de los bancos centrales podría derivar en una guerras de divisas

Varios bancos centrales anunciaron que venderán sus monedas en el mercado cambiario como respuesta a la debilidad del dólar. Algunos de ellos son Chile, Israel y Suecia.

Mundo Por: Aldana Reinoso 03 de febrero de 2021
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En las primeras semanas de este año varios bancos centrales se atrevieron a tomar una medida poco usual: anunciaron de antemano que van a vender divisas mientras buscan mantener el delicado equilibrio entre el objetivo de atenuar el impacto de la caída del dólar y la misión de evitar la ira del Tesoro estadounidense.

Desde principios de enero, los bancos centrales de Chile, Israel y Suecia mencionaron sus planes de vender divisas en los mercados cambiarios. Las autoridades en Polonia también han advertido verbalmente a los defensores del zloty que podrían intervenir.

Estas iniciativas subrayan la presión que sufren las monedas chicas, que están subiendo como resultado de la generalizada caída del dólar, lo que contiene la inflación en sus economías nacionales y amenaza las exportaciones en un momento en que el comercio mundial sigue frágil. 

Pero las advertencias también sugieren que las autoridades están dispuestas a evitar que se los califique de manipuladores de divisas, un título que Estados Unidos les otorgó a Suiza y Vietnam el año pasado.

"Nos encontramos en un momento interesante en lo que respecta a los bancos centrales que transitan sobre la delgada línea que diferencia entre la intervención [cambiaria] y la manipulación [del tipo de cambio]", dijo Alan Ruskin, estratega jefe internacional de Deutsche Bank en una reciente nota a los clientes.

"Aunque cada uno de los [bancos centrales] tiene diferentes motivaciones, parece que todos buscan evitar la posible censura de Estados Unidos. Es un terreno resbaladizo", agregó.

Presionado por la promesa de la Reserva Federal de mantener bajas las tasas interés durante los próximos años, el dólar se debilitó casi 7% en el último año frente a una canasta de monedas, lo que hizo subir las monedas de los mercados emergentes y de las economías sensibles al comercio.

En enero, el shekel israelí alcanzó su nivel más sólido frente al dólar desde 2008, después de haber subido el año pasado, período en el que el billete verde perdió 7% frente a la moneda. El dólar también retrocedió más de 12% contra la corona sueca en 2020 y más de 5% versus el peso chileno.

Las autoridades tienen poco margen para recortar más las tasas de interés sin que queden por debajo de cero, dado que algunos ya las bajaron en respuesta a la pandemia de coronavirus. Eso deja a las ventas directas de divisas como una opción clave, aunque las intervenciones unilaterales rara vez logran cambiar la dirección del dominante dólar.

El banco central sueco, el Riksbank, sorprendió a los analistas cuando informó el mes pasado que ampliará las reservas en moneda extranjera en los próximos tres años mediante la venta de 60.000 millones de coronas suecas (u$s 7200 millones) por año hasta diciembre de 2023.

 
Las autoridades suecas se esforzaron en subrayar que no se trata de una medida apuntada a debilitar su moneda -porque iría en contra del acuerdo de los países del G20 y podrían acarrear represalias-, sino a eliminar la necesidad de que el Riksbank se endeude con la Oficina de Deuda sueca para financiar sus reservas en moneda extranjera.

"No se trata de una intervención cambiaria y dejamos claro que no tiene la intención de generar un impacto en la política monetaria", dijo Heidi Elmer, jefa del departamento de mercados del Riksbank, a Financial Times. "Nuestro objetivo es asegurar que tenemos reservas de divisas adecuadamente financiadas".

Pero Robert Bergqvist, economista senior de SEB, señaló que al Riksbank le preocupa el impacto que pueda tener una corona fuerte sobre la inflación y la posibilidad de tener que volver a recortar su tasa clave por debajo de cero, poco más de un año después de que se convirtiera en el primer país en descongelar su tasa entonces negativa.

"Esto es un poco polémico para el Riksbank porque las ventas de divisas actuarán como un viento en contra y harán menos probable un recorte de tasas", dijo.

Las autoridades chilenas también decidieron reforzar sus reservas de divisas mediante la compra de u$s 12.000 millones en 15 meses, y basaron la medida en que se prevén en el país turbulencias políticas. Israel, por su parte, puso de relieve los riesgos derivados del alza del shekel cuando anunció que comprará u$s 30.000 millones en divisas este año. Al informar por adelantado a los mercados sobre sus intenciones, los bancos centrales crearon un viento en contra para estas monedas.

"La pregunta que hay que hacerse es: ¿actuarían así los bancos centrales si el tipo de cambio fuera en sentido contrario? Creo que no", dijo Ruskin, del Deutsche Bank.

Las intervenciones cambiarias conllevan un estigma porque los principales bancos centrales suelen permitir que los tipos de cambio se rijan por el mercado. "Veo un clima en el que la intervención cambiaria se está convirtiendo en una herramienta más importante para la gestión macroeconómica", señaló Ed Al-Hussainy, analista senior de divisas y tasas de Columbia Threadneedle.

"Esa quizás sea una manera amable de decir que es más probable que haya guerras de divisas", agregó.
 

Los analistas de Goldman Sachs también esperan mayor intervención por parte de los bancos centrales de mercados emergentes si el dólar sigue bajando en línea con sus pronósticos. Según Ruskin, del Deutsche Bank, el peligro está en que la intervención de unos pocos bancos centrales chicos se propague y lleve a las autoridades de todo el mundo a hacer devaluaciones competitivas.

"Lo que estamos viendo es sólo el gambito inicial de los bancos centrales en respuesta a un escenario de dólar más débil", dijo Ruskin.

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